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La inteligencia artificial (IA) generativa permite generar recursos (texto, imágenes, audio, vídeo, código fuente,…) según las instrucciones textuales proporcionadas por el usuario. Así, se pueden pedir respuestas a preguntas o resúmenes de documentos, entre otras tareas.
Factores como su efectividad, versatilidad, disponibilidad y facilidad de uso han incrementado su popularidad. Además, compañías tecnológicas como Microsoft o Google están integrando IA generativa en productos como navegadores web o herramientas de ofimática.
Existen diferentes formas de introducir esta tecnología en la docencia. En primer lugar, podemos centrarnos en ella como asistente educativo: usarla para mejorar y agilizar el aprendizaje. Podemos pensar tanto en mejoras para docentes, estudiantes o ambos. Por ejemplo:
Generar recursos educativos mediante IA, ya sean materiales didácticos, actividades de evaluación o escenarios interactivos.
Personalizar contenidos. Eso incluye describir textualmente recursos gráficos (fotografías, esquemas…) para personas con problemas de visión; adaptar recursos al nivel de conocimientos previos del estudiante (por ejemplo, añadiendo o eliminando ejemplos o definiciones), y adaptar los ejemplos de los materiales (nombres de personas, ubicaciones…) al contexto de un país determinado.
Resolver dudas de los estudiantes en forma de tutor interactivo. Los tutores basados en IA permiten plantear dudas sobre un concepto o ejercicio, recibir una respuesta inmediata y pedir más aclaraciones. Este tipo de herramientas de inteligencia artificial para docentes apoya al estudiante cuando está trabajando de forma autónoma, fuera del contexto de una clase.
Generar y refinar ideas, dando apoyo al estudiante. Entre otras cosas, la IA puede revisar textos y proponer formas de mejorar su claridad y legibilidad. También puede usarse como herramienta de brainstorming o lluvia de ideas, por ejemplo para proponer ideas para una campaña publicitaria.
Buscar y sintetizar grandes cantidades de información.
Mejorar el proceso de evaluación y la retroalimentación y evaluación proporcionadas al estudiante. Por ejemplo, a partir de la calificación del profesor y los criterios de evaluación, la IA puede ampliar el feedback o retroalimentación del profesor con ejemplos concretos de errores o aspectos de mejora en la entrega del estudiante.
Es necesario también capacitar a los estudiantes para que sepan usar la inteligencia artificial de forma efectiva, ética y crítica. Desde esta perspectiva, el docente les puede ofrecer:
Recursos sobre IA: qué herramientas existen, consejos para escribir instrucciones, aspectos éticos de su uso…
Realización de actividades donde se utiliza IA para resolver un problema, para aprender cómo utilizar la IA de forma práctica.
Evaluaciones críticas de las respuestas generadas por una IA, para conocer sus capacidades y limitaciones.
Por último, podemos centrarnos en aplicar la IA como palanca de mejora de procesos en centros educativos: mejorar la gestión de documentación, simplificar y automatizar trámites o facilitar el acceso a la información por parte de estudiantes y profesorado.
Uno de los principales retos de la IA generativa en educación es la rápida evolución de la tecnología. Continuamente están apareciendo nuevas herramientas para resolver diferentes tareas: chatbots, asistentes a la programación o herramientas de generación de imágenes, audio y vídeo.
A la hora de elegir una herramienta o servicio concreto, es importante valorar aspectos como las funcionalidades, el coste, la integración con la plataforma educativa del centro o la protección de datos. En este sentido, ciertas decisiones pueden tener más sentido tomadas en el ámbito de todo un centro educativo que en el de una materia concreta.
Para hacer un uso correcto de la inteligencia artificial por parte de los docentes es necesario tener en cuenta las siguientes cuestiones:
El objetivo debe ser claro. Dado que la inteligencia artificial generativa conlleva ciertos riesgos, no es recomendable usarla de forma indiscriminada. Es decir, debe definirse a priori el objetivo a alcanzar.
La supervisión humana es imprescindible. Los modelos de inteligencia artificial generativa pueden cometer errores de muchos tipos. Por ejemplo, malinterpretar la petición recibida, inventarse datos, dar respuestas sesgadas o aplicar razonamientos de forma incorrecta. Además, dichos errores pueden presentarse de forma convincente, con un redactado bien escrito y argumentos (aparentemente) a favor. Por este motivo, hay que concienciar a los estudiantes de la necesidad de revisar las respuestas generadas mediante inteligencia artificial. Por otro lado, el profesorado debe revisar cualquier texto generado por esta tecnología, y no delegar en ella procesos críticos como la evaluación.
Las instrucciones y los datos son la clave. Para usar como docentes la inteligencia artificial generativa de forma efectiva, hay que dar instrucciones precisas y proporcionar la información necesaria para generar una respuesta. Seleccionar las instrucciones y la base de conocimiento a usar es fundamental para asegurar el éxito.
Hay que asegurar la privacidad y confidencialidad. Es necesario garantizar que los datos suministrados a una IA no se usarán para otros fines. Por ejemplo, muchas herramientas permiten indicar que no cedemos nuestros datos para entrenar otros modelos. Debemos usar esta opción siempre que sea posible y evitar enviar a servicios de inteligencia artificial contenido confidencial, privado o protegido por derechos de autor.
La IA tiene un coste asociado, incluso cuando es gratis. Muchas herramientas tienen un coste económico, ya sea un pago por uso o una cuota mensual. Además ciertas herramientas también pueden adaptarse a entornos o problemas concretos, por un coste adicional. Por ello, en ciertos contextos, el coste de ciertas herramientas o servicios puede ser prohibitivo. Por otro lado, en el caso de servicios gratuitos, hay que entender qué ganan las empresas permitiendo su uso. En muchos casos, las empresas se reservan el derecho de usar los datos usados para entrenar otros modelos de inteligencia artificial.
Los estudiantes también pueden usarla. Las herramientas de IA generativa están al alcance de cualquier persona, sin requerir conocimientos técnicos y en muchos casos de forma gratuita. Esto significa que pueden usarse las actividades que no se realicen en un entorno controlado. Aunque existen servicios para detectar textos generados mediante IA, no son eficaces al 100 % ni ofrecen evidencias para confirmar los casos de sospecha. Esto significa que hay que buscar otro tipo de estrategias: pruebas en entornos controlados, entrevistas con estudiantes, o actividades donde el uso de IA no afecte al aprendizaje.