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El campo magnético de la Tierra desempeña un papel clave a la hora de hacer habitable nuestro planeta. La burbuja protectora sobre la atmósfera protege al planeta de la radiación solar, los vientos, los rayos cósmicos y los cambios bruscos de temperatura.
Sin embargo, el campo magnético de la Tierra casi colapsa hace 591 millones de años y este cambio, paradójicamente, puede haber desempeñado un papel fundamental en el florecimiento de la vida compleja, según descubrió una nueva investigación.
“En general, el campo es protector. Si no hubiéramos tenido un campo en las primeras etapas de la historia de la Tierra, el viento solar (una corriente de partículas energizadas que fluye desde el Sol hacia la Tierra) habría arrancado agua del planeta”, dijo John Tarduno, profesor de geofísica de la Universidad de Rochester en Nueva York y autor principal del nuevo estudio.
"Pero en el Período Ediacárico tuvimos un lapso fascinante en el desarrollo de la Tierra profunda cuando los procesos que creaban el campo magnético (...) se habían vuelto tan ineficientes después de miles de millones de años, que el campo colapsó casi por completo".
El estudio, publicado en la revista Communications Earth & Environment el 2 de mayo, encontró que el campo magnético de la Tierra, creado por el movimiento del hierro fundido en el núcleo externo de la Tierra, fue significativamente más débil que su fuerza actual durante un período de al menos 26 millones de años. El descubrimiento del debilitamiento sostenido del campo magnético de la Tierra también ayudó a resolver un misterio geológico duradero sobre cuándo se formó el núcleo interno sólido de la Tierra.
Este lapso de tiempo se alinea con un período conocido como Ediacara, cuando los primeros animales complejos emergieron en el fondo marino a medida que aumentaba el porcentaje de oxígeno en la atmósfera y el océano.
Estos extraños animales apenas se parecían a la vida actual: abanicos blandos, tubos, rosquillas y discos como Dickinsonia, que creció hasta 1,4 metros (4,6 pies) de tamaño, y Kimberella, que parece una babosa.
Antes de esta época, la vida había sido en gran medida unicelular y microscópica. Los investigadores creen que un campo magnético débil puede haber provocado un aumento de oxígeno en la atmósfera, lo que permitió que evolucionara la vida compleja temprana.